Su altura libre le faculta para rodar tanto en asfalto como fuera de él, porque que la Transit Trail no es un todoterreno radical. Y no lo es porque el público al que se dirige no demanda ese tipo de vehículo, pero sí soluciones que les permitan acceder a determinadas zonas fuera del asfalto más complicadas (o salir de ellas) y que no están al alcance de las versiones de carretera.

Nuestra unidad es la Transit Trail Van 350 EcoBlue 2.0 de 170 cv y seis velocidades con tracción total y batalla y techo medio, es decir una L2/H2. Esta variante es más capaz, por su tracción a las cuatro ruedas, que la Trail de tracción delantera, pero ojo, que esta última ya cuenta con un diferencial mecánico de deslizamiento limitado que le permite resolver con solvencia el patinado de cualquiera de las dos ruedas motrices.

Nuestro vehículo además dispone de un desarrollo bastante corto que potencia los 390 Nm que entrega este EcoBlue de 170 cv. Sirva como referencia que a 1.000 rpm desarrolla unos escasos 42 km/h, y apenas los 50 (km/h) con 1.500 giros de motor (siempre en 6ª), lo que significa que la “patada” de este cuatro cilindros quedará bastante amplificada en cualquier velocidad. Para alcanzar los 100 km/h necesita 2.300 rpm.

El rendimiento del propulsor es magnífico. La llegada de esta familia de motores EcoBlue proporcionó a las Transit Custom y Transit 2T el músculo que necesitaban para codearse con lo más selecto del mercado, sin renunciar a un consumo contenido. Con ellos el talón de Aquiles de la marca del óvalo desapareció, y la competitividad de sus virtuosos vehículos comerciales se disparó como muestran las ventas (y sus prestaciones).

En autovía sólo cede significativamente frente a una Transit “de carretera” en la mayor rumorosidad consecuencia del superior régimen de giro del cigüeñal. Su comportamiento es noble y predecible en todo momento, y sus inercias lejos de desmerecer respecto al modelo más rutero, han de ser puestas en valor en según qué situaciones.

La dirección muestra un talante algo más recio (seguimos comparándolo con la versión estándar y su asistencia eléctrica) en consonancia con el carácter más campero del vehículo, pero con un tacto acertado para un vehículo de sus características, con un atinado filtrado de las irregularidades del terreno, cuando existen, sin pérdida de control.

Las ayudas a la conducción que integra nuestra unidad son notables, pues no renuncia a la monitorización del punto ciego con alerta del tráfico cruzado, ni a la alerta de salida de carril, como equipamiento opcional, pero es que el de serie no le va a la zaga.

Nos encontramos con el SYNC 3 (con pantalla táctil de 8” y control por voz), tapicería de cuero, alarma perimétrica, sensores de parking delanteros y traseros, control de estabilidad antibalanceo contra viento lateral, control de crucero con limitador de velocidad, módem de a bordo FordPass Connect y unas vistosas llantas de aleación de 16 pulgadas en negro que junto a las personalizaciones Trail le otorgan una soberbia presencia.

El ordenador de a bordo es otra de las perlas que esconde no solo la Trail, sino toda la familia Transit en general. La presentación de la información y el grado de personalización que admite, así como el intuitivo manejo de su menú es de lo mejor que podemos encontrar en su segmento.

También lo es el grado de ergonomía del que disfruta el conductor con todos los reglajes necesarios para conseguir un óptimo acomodo, y la calidad de vida a bordo de un vehículo que ofrece un entorno amigable, confortable y amplio.

Para finalizar, en la zona de carga encontramos una luz “de acceso o cortesía” que se acciona desde el guarnecido de la puerta trasera derecha, y una decena de anillas de amarre de aspecto robusto con una iluminación artificial bien distribuida. El volumen de carga con "mampano" completo asciende a 9,5 m3 y una carga nominal de 1.200 kg que completan sus 3,5 toneladas de PMA.