Los términos tracción y propulsión se pueden considerar casi sinónimos, cuando con su significado se pretende indicar simplemente empuje. Sin embargo, en el mundo de la automoción, un vehículo de tracción será aquel cuya fuerza motriz es transmitida al eje delantero, mientras que el de propulsión recibe el impulso en las ruedas traseras.

Este matiz queda invalidado cuando el término en cuestión (tracción o propulsión) viene acompañado de las palabras delantera o trasera, puesto que estos adjetivos ya se encargan de clarificar de dónde parte ese impulso (empuje).

Pero, al margen de la semántica, vamos a ver a continuación las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas en el transporte ligero, puesto que cada vez es más frecuente encontrar ambas posibilidades (también con tracción integral) en los catálogos de los fabricantes de furgonetas de última generación.

Propulsión (trasera), más apta para cargas pesadas

Como norma general, la propulsión (trasera) será más apropiada para aquellos vehículos que van a circular la mayor parte del tiempo con cargas pesadas (siempre cerca de su PMA) por una cuestión de seguridad. El peso de la mercancía favorece el agarre del eje que tracciona (que además puede tener rueda gemela, otro aspecto que mejora la seguridad), mientras que a un vehículo de tracción delantera le sucederá precisamente lo contrario (menor capacidad de tracción*).

Señalemos a continuación los puntos fuertes de las furgonetas de propulsión (trasera):

• Más aptas para el transporte de cargas pesadas.
• Más capacidad de tracción a plena carga.
• Posibilidad de disponer de rueda gemela (más seguridad)
• Posibilidad de alcanzar mayores PMA con más seguridad
• Mejor radio de giro.

Sin embargo, circulando sin carga, el furgón (o “camión”) de propulsión, será más difícil de controlar en condiciones de escasa adherencia (firme deslizante o entrada en curva a velocidad excesiva) por su mayor tendencia al sobreviraje, siendo más apto para un conductor más experimentado. 

Ventajas de la tracción (delantera)

Ahora bien, los vehículos de tracción delantera aportan un buen número de ventajas respecto a los de propulsión. Veamos algunas:

• Tienen una tara inferior, lo que supone más carga útil.
• En según qué modelos, el volumen de carga es superior.
• La altura de carga es inferior.
• Necesitan un mantenimiento menor.
• Ofrecen una conducción más intuitiva para el conductor inexperto.

En definitiva, no sería apropiado decir que una es mejor que la otra de manera genérica, puesto que, como hemos visto, depende del ámbito de aplicación, y por lo tanto la más idónea será la que mejor se adapte a nuestras necesidades concretas.

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* Cuando hablamos de “capacidad de tracción” nos estamos refiriendo exclusivamente al potencial para traccionar del vehículo por la configuración de sus ejes. No hemos tenido en cuenta el tipo de neumático, puesto que en condiciones de baja adherencia (hielo o nieve) los de invierno siempre proporcionarán mejor agarre con independencia de la ubicación del eje tractor.