Esta transición tan acelerada que estamos viviendo hacia la electromovilidad resulta difícil de asumir por no pocas personas, y es normal, porque se trata de un cambio tan drástico como importante en el modelo energético que mueve la economía del transporte.

No voy a entrar en qué medida se reducen las emisiones contaminantes con los vehículos electrificados, ni en las mediciones pozo-rueda, ni en lo que nos deparará el futuro cuando toque reciclar las baterías de turno, pero sí en argumentar el porqué no hay vuelta atrás.

Y realmente no es una opinión mía, sino que el grueso de los fabricantes (no digo la totalidad porque no he hablado con todos) tienen claro, y así nos lo manifiestan, que el futuro es eléctrico. Los pasos que han dado la mayor parte de ellos así lo demuestra. Los principales fabricantes de camiones ya dedican una parte muy importante de sus recursos para el desarrollo de esta nueva forma de movilidad, y los de vehículos  comerciales ligeros también, destacando entre estos últimos Stellantis.

A continuación vamos a poner sobre la mesa tres motivos (hay más) que nos invitan a pensar que no hay vuelta atrás. Y lo haremos de la mano de Peugeot (marca perteneciente al Grupo Stellantis), que en una de sus últimas presentaciones ha dibujado con claridad dónde estamos y hacia dónde vamos tomando como referencia la Ley 07/2021 de Cambio Climático y Transición Energética.

1. Objetivos para 2030: reducción de un 23% los gases de efecto invernadero; pasar del actual 40% de electricidad generada con renovables al 74%, y el 42% del total del consumo energético tendrá que provenir de energías renovables.
2. Objetivos para 2050: neutralidad climática de la economía y 100% de la electricidad renovable.
3. Zona de bajas emisiones: hasta 148 municipios en España de más de 50.000 habitantes se verán afectados por esta normativa, y deberán contar con una ZBE (zona de bajas emisiones).