El eterno lamento del transporte renace con fuerza en el Congreso de Atfrie
Representantes asociativos hacen un certero análisis de los males del sector mientras no se atisban soluciones a corto plazo.
No hay solución, al menos a corto plazo, para los numerosos y enquistados males que aquejan al sector español del transporte de mercancías por carretera. La enfermedad del paciente (enfermedades, cabría decir más bien...) parece más o menos diagnosticada. Pero la medicina no llega, probablemente porque no existe como tal sino que habría que encontrar una fórmula magistral creada de manera específica para abordar diferentes problemáticas derivadas de múltiples causas, muchas de ellas interconectadas.
Y es que el eterno lamento del transporte de mercancías por carretera sobre la situación del sector y la imposibilidad de afrontar su mejoría renació con fuerza este jueves 23 de septiembre en Valencia en la primera jornada del Congreso de Transporte Frigorífico, organizado por Atfrie en lo que es el primer gran evento sectorial tras muchos meses de restricciones.
Por empezar por algunas de las cuestiones que no dejan evolucionar al sector hacia un modelo de cierta normalidad empresarial, la desconfianza frente a las Administraciones crece día a día, en especial tras el conato de paro empresarial que tuvo lugar en julio de 2020, que fue atajado por un documento firmado por un equipo del Ministerio de Transportes que ha sido relevado de sus funciones.
FALTAN CAMIONES Y BAJA EL PRECIO, "INAUDITO"
Así las cosas, el Comité Nacional del Transporte, máximo órgano de representación sectorial, se dispone a pedir a la secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, sustituta del firmante del famoso documento de compromisos del Gobierno con el sector, Pedro Saura, que ratifique punto por punto el contenido del escrito. "Y ahí estamos", reconocía lacónico Julio Villaescusa, presidente de Fenadismer, que no dudó en denunciar el "engaño permanente" que sufre el transporte por carretera por parte de todos los gobernantes, sean del color político que sean.
Haciendo gala de su habitual rotundidad, Villaescusa se lamentó, una vez más, de la "miseria empresarial" que sufre el sector, derivada fundamentalmente de su incapacidad para prestar sus servicios a precios superiores a los costes.
Dicho esto, celebró que el Comité Nacional está hoy por hoy muy cohesionado al tiempo que lanzó el recurrente ataque a los cargadores (los clientes de los transportistas), a los que acusó de únicamente buscar que se transporte más mercancía a menor precio. A continuación, no faltó la siempre bienvenida autocrítica ("somos los responsables de todos nuestros problemas") para lanzar un dardo envenenado ante una audiencia (empresarios con flotas medianas y grandes de transporte frigorífico) poco dispuesta en muchas ocasiones a "comprar" algunos de los ataques de Fenadismer a la hora de identificar deslocalización empresarial con empresas buzón. "La flota española de transporte internacional es la primera de Europa, por delante de la polaca, ya que hay que incluir a las empresas buzón montadas por empresarios españoles", acertó a decir el presidente de Fenadismer.
Y remató su crudo y poco optimista discurso con una reflexión: "En España, cuando faltan camiones bajamos los precios: es algo inaudito".
FATALISMO EN EL AMBIENTE
El nada oculto fatalismo que se desprendió del discurso de Julio Villaescusa fue rápidamente secundado por la visión de Manuel Pérezcarro, secretario general de CETM Frigoríficos y de la patronal murciana Froet, que reconoció que la Administración "nos está tomando el pelo, así que tenemos que dejar de ser políticamente correctos". Y añadió un componente nuevo: la falta de apoyo que perciben los representantes sectoriales a la hora de ser respaldados ante una medida de fuerza como puede ser un paro sectorial. Con paro sectorial convocado en julio de 2020, Perezcarro confesaba hoy a los presentes que temió que fuera un rotundo fracaso porque a la hora de la verdad cada empresario sigue su propio camino para alejarse de la defensa de los intereses comunes del sector.
"El sector está narcotizado: tenemos problemas gravísimos y no somos capaces de defenderlos", prosiguió el directivo de Froet incidiendo en su desencanto, para defender, ante los problemas que puede generar un paro sectorial para una empresa que "cualquier empresa podría parar su actividad tres días sin que le pasara absolutamente nada".
Ante semejante panorama, otra dosis de pesimismo: "En el CNTC ya no podemos hacer nada: el nuevo director general de Transporte Terrestre es mejor que el anterior, pero es mejor como torero, porque nos torea muy bien".
Participaron también en la mesa redonda Ignacio Cepeda, presidente de la Fundación Guitrans, Juanjo Arnedo (Atfrie), y Carlos Prades, presidente de la Federación Valenciana de Empresarios de Transporte. Cepeda puso el acento en el incremento de la siniestralidad en las labores de carga y descarga, mientras Juanjo Arnedo advirtió sobre posibles consecuencias no previstas de la Ley de Morosidad en el Transporte ya que los transportistas a veces son morosos frente a otros transportistas.
Asimismo, Ignacio Cepeda quiso detenerse en un aspecto que muchas veces pasa desapercibido, y que no es otro que la ausencia de inspección a los camiones extranjeros en España, mientras en otros países precisamente son los camiones extranjeros los más analizados por las autoridades. "Aquí se va a lo fácil, a por los camiones españoles", clamó.
En definitiva, la situación del transporte de mercancías por carretera, a juzgar por los intervinientes en la mesa redonda, dista mucho de ser ejemplar. Las lamentaciones, la desesperanza y el pesimismo ante el trato que reciben de la Administración y de los cargadores inundaron el ambiente en el salón del congreso, marcado por otro lado por niveles de actividades que nadie pone en duda que sean favorables.
Pero lo peor de todo, como tantas y tantas veces, es que, en el primer gran evento sectorial postpandemia, el aspecto crítico es que los propios transportistas no logran encontrar entre todos ellos, congreso tras congreso y asamblea tras asamblea, herramientas propias que les permitan revertir siquiera en parte su ya casi crónica falta de rentabilidad.
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