La confusión campa a sus anchas en el imprescindible proceso de descarbonización del transporte pesado por carretera.

Son muchos los actores implicados: Administración, responsables del desarrollo y suministro de diferentes energías alternativas, infraestructura, proveedores de tecnología de carga, fabricantes de vehículos y del resto de equipos para transporte, transportistas, cargadores...

Del análisis de los diferentes puntos de vista solamente queda clara una cuestión: hay que avanzar sí o sí.

Pero la constatación de la lentitud del avance en la descarbonización, especialmente en España, ha hecho ya saltar las alarmas porque más que probablemente no se va a cumplir ninguno de los plazos fijados para reducir emisiones. Y entonces llegarán las multas y las prisas...

De momento, la excelente iniciativa de Anfac con la celebración del I Foro del Vehículo Pesado y Autobús ayuda a entender la relevancia de la problemática y permite contrastar diferentes puntos de vista para buscar un punto de unión que desatasque la compleja situación actual, donde el escepticismo más que justificado de un gran porcentaje de transportistas pueda dar paso a una nueva realidad en la que transportistas pioneros en su apuesta por las nuevas tecnologías, como Grupo Disfrimur, dejen de ser una gota en el desierto.

Los fabricantes de vehículos insisten en que ellos han hecho y siguen haciendo los deberes. Los proveedores de tecnología llaman a la tranquilidad ante la posibilidad de que un aumento del parque de vehículos eléctricos haga colapsar la red y complique la operativa de recarga. Y los transportistas se desgañitan reclamando neutralidad tecnológica para avanzar hacia la descarbonización no únicamente de la mano de la electromovilidad.

El camino no va ser sencillo, y la Administración debería ser mucho más empática con la realidad de miles y miles de empresas de transporte que se enfrentan a una revolución tecnológica sin precedentes.