Se define la inteligencia la Inteligencia Artificial (IA) como la combinación de algoritmos planteados con el propósito de crear máquinas que presenten las mismas capacidades que el ser humano.

Hace unos años cuando se hablaba de IA, lo asimilábamos a la ciencia ficción, pero hoy, se están empezando a dar avances significativos y ya vemos aplicaciones prácticas de inteligencia artificial en varios campos.

Un sencillo ejemplo es ChatGPT, una aplicación capaz de redactar discursos con la simple introducción de unos datos que, cuando la vi, me quedé absolutamente sorprendido. Este editorial, por ejemplo, lo podría escribir usando esa aplicación -cosa que, por supuesto no he hecho, créanme – y probablemente los lectores no lo podrían adivinar. Otro ejemplo sería ALEXA, presente ya en millones de hogares.

Ya no es, por lo tanto, ciencia ficción, es una realidad y, aunque no lo sepamos, mucha de la tecnología aplicada a diversos campos utiliza IA, entre ellos el transporte y, principalmente, algunos de los sistemas de seguridad de los que van dotados los camiones.

Me sorprendo cada día por lo complicado que resulta gestionar con eficiencia una flota de camiones, para lo que resulta imprescindible emplear una cantidad importante de recursos humanos y tecnológicos. De la eficacia de esta gestión depende la rentabilidad de la empresa. La incorporación de sistemas de IA para la gestión de flotas o la gestión de la propia empresa marcará, un antes y un después en el transporte.

Solo si la empresa es capaz de invertir en nuevas tecnologías le permitirá crecer y ser más competitiva. Aquellos que no lo hagan estarán condenados a estar subordinados a empresas grandes que si dispongan de estos avances tecnológicos. Pero, incluso para las pequeñas empresas y el transportista autónomo su incorporación les proporcionará un incremento de su productividad y, por lo tanto, de sus beneficios.

Dentro de poco será obligatorio el uso de la carta de porte electrónica que supondrá una reducción de la burocracia dentro de la empresa y proporcionará una fiabilidad y seguridad que ahora no se tiene, amén de otras ventajas, no menores, como poder acreditar de manera indubitada, la entrega de la mercancía en el preciso instante en el que es efectuada, evitando como hasta ahora, demoras, muchas veces injustificadas, debido al trasiego de papeles que debe realizar el transportista para ello y poder facturar el importe del transporte. Esto es un proceso de digitalización, un primer paso para conseguir metas mayores.

Lo que todavía hoy consideramos un futurible como la conducción autónoma prescindiendo de la intervención del conductor, pueda estar más cerca de lo que pensamos. La tecnología de la conducción autónoma de nivel 3, es decir, aquella que no puede prescindir de la intervención del conductor pero que es capaz de hacer que el vehículo se desplace solo, sea capaz de detenerse o decidir cuando puede cambiar de carril, ya la incorporan muchos turismos y esto hace solo unos años, nos parecía impensable.

El sector se encuentra tan sumido en resolver los problemas y dificultades del día a día, que no es capaz de dedicar tiempo y recursos a planificar el futuro más inmediato.

Ahora que se dispone de ayudas a la digitalización, sería desaprovechar una oportunidad para ello. El sector debe reconvertirse y enfrentarse a un futuro que puede ofrecerle nuevas oportunidades para ser más competitivo, eficaz y rentable.