Para medir el ciclo de vida de un vehículo existe la normativa estandarizada ACV (o LCA por sus siglas en inglés) elaborada por la Organización Internacional de Normalización (ISO), que los fabricantes de vehículos rechazan que se utilice para establecer los objetivos de emisiones de CO2 de vehículos pesados para 2040. La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) desaconseja "firmemente" el uso de ACV y en su lugar "recomienda centrarse en medidas directas de reducción de CO2, estrategias tecnológicamente neutrales y evitar una legislación redundante que agregue complejidad sin ofrecer beneficios ambientales sustanciales".

El reglamento europeo, que fija que para 2040 los nuevos camiones tienen que recortar un 90% las emisiones respecto a las de 2019, contempla la posibilidad de "elaborar una metodología común de la Unión para la evaluación y la notificación coherente de datos sobre las emisiones de CO2 durante la totalidad del ciclo de vida de los vehículos pesados nuevos comercializados en la Unión". 

Lo que la patronal ACEA le pide a la Comisión Europea es que elabore un método que no siga los criterios ACV y cuyos detalles despliega en un documento de posición. En ese informe, los fabricantes abogan por una armonización global de las normas de análisis del ciclo de vida alineadas con el que contempla la Unece (Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas). ACEA explica que este método de la Unece se centra actualmente en los vehículos ligeros, pero que debería considerarse un enfoque similar para los vehículos pesados, "garantizando comparaciones justas, sólidas y realistas".