Las políticas actuales de descarbonización en el transporte solo servirán para reducir ligeramente las emisiones de CO2 a partir de 2050. Si los Gobiernos del mundo quieren conseguir mejores resultados, deberán plantear una mayor ambición, con plazos más acelerados de descarbonización. Esa es una de las conclusiones del Informe del International Transport Forum (ITF), organismo integrado en la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que ofrece una visión general de las tendencias actuales y las perspectivas a corto plazo para el sector del transporte mundial.

"Seguir por el camino actual no supondrá una diferencia suficiente para que las emisiones de CO2 del sector del transporte alcancen los objetivos del Acuerdo de París. La urgente necesidad de romper el vínculo entre las actividades del transporte y las emisiones exige una mayor ambición y más colaboración internacional", reza parte del informe, que se publica cada dos años.  

El Ministerio de Transportes español ha traducido por primera vez este informe y lo pone a disposición de todos los interesados (que pueden acceder a través de este enlace). Esta edición se centra en cómo el sector del transporte puede cumplir con la ambición de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en línea con el Acuerdo de París de aquí a 2050, dibujando dos escenarios de políticas: un escenario de Ambición Actual y un escenario de Alta Ambición.

Según las conclusiones del informe, todas las medidas de descarbonización del transporte en vigor y los compromisos asumidos por los países reducirán las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con el transporte solo un 3% de hoy a 2050. Esto significaría que el sector del transporte no alcanzaría por un amplio margen la reducción necesaria para lograr las metas de lucha contra el cambio climático.

Sin embargo, si se intensifican y aceleran esas medidas, el sector aún puede reducir sus emisiones de CO2 en aproximadamente un 80% en los próximos 25 años (en comparación con 2019).

Cinco recomendaciones a los Gobiernos.

El informe hace cinco recomendaciones a los responsables políticos para impulsar la transición hacia una movilidad descarbonizada:

1. Desarrollar estrategias globales para la movilidad y las infraestructuras del futuro, cambiando el enfoque de la planificación.

2. Acelerar la transición hacia flotas de vehículos limpios

3. Aplicar políticas de promoción de cambios hacia modos de transporte más sostenibles y de gestión de la demanda allí donde sean más eficaces.

4. Considerar los beneficios complementarios para las zonas urbanas al evaluar las políticas. Por ejemplo, las medidas que reducen la dependencia del automóvil en las ciudades y mejoran las opciones de transporte sostenible, por ejemplo, pueden hacer que la movilidad sea más asequible y aumentar la accesibilidad.

5. Reformar la fiscalidad de los vehículos para reflejar las externalidades de las nuevas flotas de vehículos. Por ejemplo, una tarificación vial eficiente mitigaría el impacto de la disminución de los ingresos procedentes de los impuestos sobre los carburantes.