El próximo miércoles, 10 de diciembre, la Comisión Europea presentará un paquete de medidas sobre la industria de la automoción, que puede incluir la medida más temida por los operadores de flotas: obligarles de alguna manera a utilizar camiones cero emisiones, ya sea imponiéndoles a ellos mismos un número mínimo de camiones eléctricos según su flota (algo que parece demasiado agresivo) o forzando a los cargadores a contratar un número de rutas que se realicen con este tipo de vehículos. En todo caso, es una obligación que sí apoyan los fabricantes de camiones.
Este lunes, a diez días de conocer este nuevo paquete legislativo, la directora general de la patronal de fabricantes europeos ACEA, Sigrid de Vries, ha publicado un comunicado en el que expresa que "en el caso de los coches y las furgonetas se debe dar prioridad a los incentivos en lugar de a los mandatos vinculantes". Sin embargo, para los vehículos pesados pide "una fórmula diferente: en este caso, los transportistas y los principales clientes del transporte [los cargadores] deberían desempeñar un papel más importante para impulsar la demanda, aumentando progresivamente la proporción de envíos gestionados por camiones de cero emisiones".
Los transportistas esquivaron en marzo esta obligación, cuando la Comisión presentó el documento sobre la descarbonización de las flotas corporativas. Entonces, el Ejecutivo comunitario se limitó a hablar de "recomendaciones", pero avisó de que a finales de este año presentaría una propuesta legislativa en las que se estudiarían "todas las opciones políticas para aumentar la adopción de vehículos de emisiones cero en las flotas de las empresas".
Enfoque diferente
La directora general de ACEA, en su comunicado de este lunes, también señala que en los vehículos de usos profesionales (furgonetas, camiones y autobuses), la Unión Europea debe tener un enfoque diferente a los coches. En el caso de los pesados, Sigrid de Vries pide que se revisen cuanto antes los objetivos de emisiones que marca el Reglamento aprobado en 2024 –un 90% menos de emisiones de CO2 en 2040 y un 45% menos en 2030, en comparación con los datos de 2019–.
En el caso de los vehículos comerciales, De Vries señala que "operan en condiciones muy diferentes a las de los automóviles de pasajeros, y las decisiones de adopción se basan en el coste total de propiedad. Las furgonetas, utilizadas predominantemente por pequeñas y medianas empresas, son herramientas esenciales que permiten a las empresas europeas operar y prestar servicios críticos en toda Europa. Este segmento necesita un conjunto aún más amplio de flexibilidades que los coches y un ajuste de sus objetivos de reducción de CO2".