La carretera y los camiones son elementos estratégicos para la actividad económica. Pero sin transportistas, dejan de serle útiles. Esto, que es una obviedad, parece difícil que sea captado por las autoridades. Profesionales de la carretera de los que todos dependemos para disfrutar del primer café de la mañana, el paracetamol que nos alivia, el combustible de nuestro coche o el suministro de las granjas, mercados y fábricas. Una profesión estratégica de la que depende buena parte de las cadenas de suministro de la inmensa mayoría de los países que, sin embargo, apunta a estar en vías de extinción sin que ello parezca alarmar a casi nadie.

Sólo el 6% de los conductores que trabajan en el sector europeo del transporte de mercancías por carretera son jóvenes. Una situación similar a la de España, donde el 70% de los transportistas supera los 50 años. El desequilibrio entre el número de los que se jubilan y los noveles que se incorporan no cesa de crecer y se triplicará en Europa, donde ahora mismo se demanda la incorporación de medio millón de conductores y se prevé que la tasa de puestos de transportistas vacantes supere el 60 % para 2026.

Un problema, ya transmutado en emergencia, que gracias a las organizaciones del sector que no dejan de señalarlo empieza a preocupar a los 27: hace unos días, la Comisión Europea propuso adelantar a los 17 años la edad en que los jóvenes pueden obtener el permiso de conducir C para vehículos pesados y comenzar a conducirlos, siempre que vayan tutelados hasta los 18 años. Una medida que, si finalmente se aprueba por el Parlamento y Consejo europeos, no solucionará per se el problema, ni mucho menos, aunque ayudará en esta crisis de vocaciones de la que venimos alertando hace años. Además, no podemos olvidar que en buena parte de la UE sigue siendo necesario tener más de 21 años para poder conducir un camión y, en algunos países, incluso más de 24 años, por lo que rebajar esta edad entre 4 y 7 años no es baladí.

En suelo patrio, las asociaciones del sector tenemos abierta una línea de diálogo con el Ejecutivo para intentar resolver esta escasez de conductores, aunque nos gustaría una mayor implicación en términos concretos, presupuestarios y regulatorios. Llevamos años demandando a la Administración que facilite a los jóvenes un acceso más sencillo, rápido y económico a los puestos de conductor profesional.

¿Cuánto tiempo y dinero requiere una persona de 18 años para convertirse en conductor o conductora de un trailer? Si nos centramos en la formación no reglada, el tiempo medio de preparación ronda el año: debe aprobar el carné de conducir B superar el Certificado de Aptitud Profesional (CAP) de 280 horas; y aprobar el permiso de conducción C (camiones pesados rígidos) y, posteriormente, el C+E (trailers). Sólo la última parte de esta formación (CAP y carnés para camiones) cuesta entre 4.000 y 6.000 euros, es decir como una carrera en una universidad pública.

Si nos circunscribimos a la formación reglada (Formación Profesional), hay dos opciones: realizar el Grado Medio de Conductor (grado D de FP) y obtener el Certificado de Profesionalidad (grado C de FP), pero el listado de obstáculos es largo. Para la primera opción, en España solo hay una decena de centros de FP donde se imparta el título de Técnico en Conducción de Vehículos de Transporte por Carretera y, además, esta formación de 2.000 horas (dos cursos escolares) no le habilita para conducir un camión ya que necesita obtener los permisos de conducción pertinentes, que los expide la DGT. Para la segunda opción, el aspirante debe disponer de los carnés de camión antes de prepararse el Certificado de Profesionalidad (unas 400 horas), una acreditación que además hay que complementar con el examen del CAP.

En España, cuando una persona termina un ciclo formativo de FP puede incorporarse al mercado laboral de forma inmediata, sin tener que adquirir formaciones complementarias. Algo que claramente no sucede en el caso del transporte. Por este motivo, solicitamos al Ejecutivo que los módulos formativos del grado medio de transporte contemplen la obtención de todos los carnés necesarios para conducir un camión, de forma que cuando una persona finalice esta FP pueda empezar a trabajar inmediatamente en el sector.

Que finalmente la Comisión Europea parezca haberse percatado de la emergencia que supone, para las economías de sus Estados, España incluida, esta escasez de conductores profesionales nos abre cierta esperanza. Sin embargo, en el caso de que finalmente se apruebe, su propuesta tendrá un impacto limitado a medio-largo plazo, por lo que sería aconsejable que nos centremos en intentar solucionar este déficit de profesionales del volante atajando directamente las causas que lo provocan, como por ejemplo las incoherencias y barreras que salpican todo este laberinto formativo que inhibe brutalmente las vocaciones de los jóvenes que quieran trabajar subidos a un camión. Un sector, el transporte de mercancías por carretera, que necesita talento joven con urgencia.