A partir del próximo 26 de octubre, España se convertirá en el decimotercer país de la Unión Europea que permita a los camiones transportar hasta 44 toneladas de masa máxima autorizada en su territorio (salvo los vehículos cisternas que tendrán que esperar tres meses más). Como en los países comunitarios hay diferentes normas de masas y dimensiones, la Unión Europea hace años y medio que trabaja en modificar su directiva sobre este tema para buscar cierta homogeneización y potenciar la sostenibilidad (permitiendo más peso en los camiones cero emisiones). Sin embargo, la revisión de la directiva lleva meses atascada porque los Gobiernos de los diferentes Estados, representados por el Consejo, no debaten la propuesta que ya ha aprobado el Parlamento Europeo.
Hasta que el órgano que representa a los países miembros no apruebe su propuesta, esta no podrá ser debatida por el Parlamento y finalmente aprobada. Por eso, la Organización Mundial del Transporte por Carretera (IRU) ha enviado una carta a los Estados miembros de la UE para instarles a alcanzar un rápido acuerdo en el Consejo sobre este asunto.
Raluca Marian, directora de IRU para los asuntos de las UE, lo expresa así: "Esta revisión no se limita al transporte por carretera. Se trata de lograr que todas las cadenas de movilidad y logística sean más eficientes y ecológicas en toda la UE. Las preocupaciones de los Estados miembros en materia de infraestructura pueden abordarse mediante un enfoque gradual". En sus declaraciones, Marian lucha por desacreditar la idea de que un aumento de las masas permitidas en los camiones resta peso al tren de mercancías: "Los temores a un cambio modal inverso [del tren al camión] pasan por alto lo esencial: la logística solo funciona cuando los modos se complementan entre sí, no cuando se oponen".
Dos prioridades clave
De hecho, la representante de IRU subraya que los camiones de cero emisiones necesitan límites de longitud y peso adicionales para compensar el elevado peso de los sistemas de baterías e hidrógeno: "De lo contrario, su explotación comercial se verá perjudicada en comparación con los vehículos convencionales, lo que ralentizará la transición ecológica".
El otro punto importante de la revisión de la directiva es que obliga a países que ya permiten las 44 toneladas en sus territorios (como es el caso de Francia y Portugal) a aceptar el paso transfronterizo de estas dimensiones si los camiones llegan de países que también permiten las 44 toneladas. Para IRU, "permitir vehículos de 44 toneladas para operaciones transfronterizas reduciría las emisiones de CO2 en un tercio, a la vez que reduciría la congestión y los costes".