En los últimos días nos hemos encontrado con otro caso "de libro" (otro más) de falta de rigor informativo que no tenemos muy claro si asociar con la falta de conocimiento sobre la materia (y con las pocas ganas de consultar a algún experto) o directamente con una intencionalidad política para extender de forma injustificada la sombra de la sospecha sobre cualquier cambio normativo.

Nos referimos a la intención anunciada por el Gobierno español de facilitar el canje de los permisos de conducir de camión de ciudadanos marroquíes que quieran trabajar en nuestro país como conductores profesionales de vehículos pesados. 

Todavía no está confirmado en qué va a consistir esa intención de facilitar el canje, es decir, si realmente van a desaparecer las actuales pruebas teóricas y prácticas para esa convalidación y Marruecos pasará a formar parte del grupo de países que tienen un acuerdo con España para evitar la prueba.

Mientras tanto, hemos leído "despropósitos" como que los conductores de camión marroquíes van a poder conducir en España sin necesidad de conocer "nuestras señales de tráfico y nuestra lengua", como si actualmente los únicos conductores de camión que circulan por las carreteras españolas tuvieran carné de conducir español y dominaran la lengua de Cervantes.

Todo viene de la confusión (¿interesada?) entre convalidar un carné para que las empresas de transporte  españolas puedan incorporar con más facilidad conductores procedentes de otros países (Marruecos, en este caso) y la realidad diaria del transporte internacional de mercancías por carretera, que hace que por las carreteras de toda Europa circulen miles de conductores profesionales de multitud de nacionalidades cuyo carné ha sido expedido en un país diferente de aquel en el que están realizando su trabajo.

Tampoco ha ayudado mucho a clarificar la situación la falta de transparencia por parte del Gobierno en general ni de la DGT en particular a la hora de aclarar hasta dónde se pretende realmente modificar una normativa que, a día de hoy (insistimos) todavía no se ha movido un ápice de donde estaba.