¡Qué buen "sabor de boca" nos ha vuelto a dejar la Transit Courier!
No es un postre, lo sé, pero nos ha dejado el gusto agradable que te deja ese buen café tras una pausada comida, aunque en este caso en lugar de viandas han sido kilómetros los que hemos devorado con la propuesta diésel más compacta y novedosa de Ford Pro para el reparto urbano e interurbano.
Para valorar en su justa medida a nuestra protagonista, es importante saber “de dónde viene”, especialmente porque no tenemos idea de hasta dónde puede llegar.
Esta nueva generación de Transit Courier admite un 25% más de volumen de carga que su antecesora, un porcentaje inusual en un cambio generacional que, en este caso, la saca del segmento en el que desarrolló su vida comercial la anterior generación, para alzarse ahora a la liga de su hermana Connect.
Las puertas de la cabina son de gran tamaño.
Diseño
Si pusieran en una “rueda de reconocimiento” los modelos Transit que ha comercializado Ford en el siglo XXI, con el fin de identificar a la antecesora de nuestra protagonista, probablemente una amplia mayoría hubiera señalado la primera generación de Connect.
Comparte con ésta sus formas cuadradas en clara oposición a la anterior generación de Courier, cuyo aspecto se caracterizaba por una apuesta decidida por el trazo curvo, tanto en el exterior como en el interior (hasta donde se lo puede permitir un vehículo comercial, que no cuenta con tantas licencias para la torsión de líneas como un turismo).
Ford ha conseguido un look diferenciador en su nueva Courier.
Así pues, tenemos una furgoneta de líneas rectas que parece desafiar (en cierta medida) las tendencias aerodinámicas actuales, pero que presenta un aspecto robusto y fácilmente reconocible entre las de su especie (léase: su nuevo segmento).
Esta ausencia de curvas se mantiene en el cuadro de instrumentos y en casi todo el interior de la cabina, y aunque quien escribe siempre se ha decantado más por las curvas que por las rectas (también en la carretera), he de reconocer que los diseñadores de Ford han conseguido un habitáculo de trabajo sumamente agradable.
Y lo han conseguido porque además de que el aspecto visual no desmerece, esta decisión (la eleccion del trazo recto sobre el curvo) ha permitido optimizar el limitado espacio de la cabina ofreciendo un buen número de “huecos” para almacenaje, y prácticamente todos útiles.
El espacio entre los asientos está muy bien resuelto.
El lector entenderá mejor de lo que hablo en las imágenes que acompañan este artículo que en mis palabras. Curioso nos ha parecido que la marca no haya recurrido a su “cuadratura del círculo” en este ambiente rectilíneo incorporando el volante semicuadrado que monta en la nueva Transit Custom.
Arrancamos
Despertamos al pequeño diésel de litro y medio pulsando el botón de arranque que Ford ha situado bajo las ocho pulgadas de la pantalla central (SYNC 4), abriendo el paréntesis que forma junto con el del volumen de “la multimedia”, para recoger la media docena de botones de la consola central. Se asemeja al formato del clásico radio cassette de coche, pero este pulsador (me refiero al de arranque) no te cambia de dial. Queda demasiado expuesto a nuestro modo de ver.
El volante mantiene la distribución de funciones conocida de la marca.
Los cuatro cilindros comienzan su baile a ritmo de ralentí (hemos pisado tambien el embrague para que esto suceda), y tras engranar la primera velocidad del cambio manual de seis velocidades y embragar, espabilan con soltura y prontitud a la pequeña Courier.
La patada que transmite el motor en las primeras velocidades parece mayor de lo que cabría esperar de los 250 Nm de par máximo que puede entregar. A falta de banco de potencia que certifique los números homologados por el fabricante, vamos a achacar esa energía tan viva en las marchas más cortas al corto desarrollo que le llega al eje motriz y a la tonelada y media escasa que da en báscula nuestra protagonista (el vehículo lo hemos recogido sin lastre).
El EcoBlue de litro y medio mantuvo un consumo ajustado en cualquier circunstancia.
Cuando aumentamos el ritmo y nos instalamos en un crucero de 100 km/h, comprobamos que la 4ª, 5ª y 6ª trabajan entre las 2.000 y las 3.000 rpm. Esto significa que contamos con un tridente de velocidades que desarrollan la velocidad máxima legal de esta N1 por encima del régimen del par máximo y por debajo del de potencia máxima.
Así pues contamos con un cambio que proporciona a la Courier una respuesta enérgica en sus primeras velocidades y permite que sus tres últimas giren en un rango de revoluciones perfectamente utilizable para adaptar su par a las distintas circunstancias de la ruta.
Más huecos y una buena guantera con luz para la Courier.
Por cierto, que el tacto que transmite en el paso entre velocidades es simplemente espectacular. Pocos turismos, incluso de gama media-alta, encontraremos con un agrado de manejo de la palanca de cambios que mejore el de nuestra protagonista, que pesar contaba con poco más de 2.000 km.
Cada cambio es una delicia: la palanca sale de su posición con suma suavidad para adentrarse en la siguiente ubicación que parece estar esperando para abrazarla con dulzura y firmeza a la vez.
Sencillo pero con un alto agrado de uso.
Cadena cinemática: retrospectiva
La elección de un cambio adecuado (y de un grupo diferencial apropiado también, por supuesto) para sacar el máximo provecho del motor es sumamente importante, y sin salirnos de Ford, nos viene a la cabeza un ejemplo que nos traslada a los años 90.
El Ford Fiesta, que andaba entonces por su tercera generación, montaba el mismo 1.8 diésel (atmosférico) que su hermano mayor de la época, el Escort (que también contaba con variante turboalimentada).
La Transit Courier es la furgoneta más compacta de su categoría.
A pesar de la diferencia de peso entre ambos modelos, Ford consiguió homologar un consumo inferior en el Escort que en el Fiesta (alguna decimilla de litro) gracias a un desarrollo final "en rueda" significativamente más largo.
Como contrapartida, las recuperaciones del pequeñín (Fiesta) "convertían" en un auténtico perezoso a su mayor (aquellos motores generaban 60 cv y 110 Nm de par). Nuestra unidad, que dispone del doble de músculo (100 cv y 250 Nm) y a menor régimen, es un auténtico ratón de ciudad como lo fue en su momento aquel Fiesta de principios de los 90.
A la nueva Courier no le falta la práctica bandeja superior.
Traer a colación éste modelo no es accidental, pues recordemos que la Transit Courier, que comenzó su andadura en nuestro país hace tres decenios, era un Ford Fiesta "cortado" por la mitad a la que habían sustituido su segunda fila de asientos y maletero por una carrocería cuadrada (una especia de sirena del aslto).
Volvemos a nuestra protagonista, tras este paréntesis, para constatar que Ford ha apostado por dotar de agilidad a su nueva Courier con su pequeño EcoBlue, por encima de homologar un consumo de récord, aunque tampoco sale mal parado en este parámetro. como veremos a continuación.
La nueva Courier es clara aspirante a superventas.
“Consumo gusto”
La Transit Courier no ha superado los 4,7 l/100 km de media durante todo el tiempo que ha estado en nuestras manos, incluyendo las sesiones de fotos y video, puertos de montaña (como el Alto del León) y atascos incluidos (unos cuantos la verdad).
En nuestra ruta de pruebas (Madrid-Segovia-Madrid) ha rebajado esa cifra hasta los 4,5 l/100 km, pero también ha demostrado que con una conduccion económica por carretera llana puede rondar los cuatro. De estos datos podemos sacar una conclusión bastante importante: que la Courier 1.5 diésel es una furgoneta que responde correctamente a una conduccion eficiente, pero más importante aún, que no se ve alterado significativamente su consumo frente a los imprevistos de la ruta (atascos, pendiente, paradas...).
Más huecos y una buena guantera con luz para la Courier.
Compartimento de carga y seguridad
Vamos con él. Seis anillas en el piso (que es la propia chapa de la carrocería), un potente foco sobre el marco interior de la asimétrica doble hoja trasera con apertura de casi 180º, una segunda puerta lateral derecha que nos descubre una mampara bastante plana para lo que se estila hoy en día, y dos palets de capacidad en una furgoneta de 4,34 m de longitud, No está nada mal para la más pequeña de las Ford Pro.
Nuestra Transit incorpora rejilla en la mampara de separación.
La Courier es una furgoneta muy sencilla, que no se complica la existencia con sofisticaciones, aunque le luce especialmente la multimedia y conectividad de la marca (FordLiive y Ford Telematics) como lo demuestra el hecho de que recurre a tambores para frenar el eje trasero, pero que está a la última en materia de seguridad activa, como lo demuestra su categoría Platinum según EuroNCAP, contando con las ADAS de última generación que montan los vehículos de última generación pero que en algunos casos no han alcanzado la puntuacion de nuestra protagonista.
Las puertas tienen una apertura de unos 60º.
Ficha técnica reducida
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Motor: diésel
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Denominación: Ecoblue 1.5
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Número de cilindros: 4 en línea
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Potencia: 99,66 cv (73,3 kW) a 3.750 rpm
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Par motor: 250 Nm a 1.750 rpm
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Tracción: delantera
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Caja de cambios: manual de 6 velocidades
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Suspensión: McPherson delante; eje rígido con muelles detrás
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Frenos: de disco
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Neumáticos: 215/55 R17 94H
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MOM: 1.445 kg
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MMA: 1.985 kg
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Longitud: 4,343 m
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Anchura: 1,813 m
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Altura: 1,845 m
Nuestra protagonista también brilla con una conducción económica.