CARTA DEL DIRECTOR. ANUARIO RADIOGRAFÍA DEL TRANSPORTE 2023. CONSIGUE AQUÍ TU EJEMPLAR

El momento es ahora. La resaca de 2022, un año convulso en el transporte como no se recordaba en lustros, ha dado paso a una situación en la que ya no sirven ni los lamentos ni la elusión de responsabilidades.

La demanda para el transporte de mercancías por carretera continúa (con ciertos altibajos) en niveles elevados, mucho más de lo que cabría esperar hace unos meses, sostenida, todo hay que decirlo, por una evolución económica más favorable de lo previsto. Tampoco se han cumplido los malos augurios sobre una escalada sin fin para el precio de los carburantes. No ocurre lo mismo, por desgracia, con el coste de otros suministros, empezando por el de los propios vehículos, que siguen inmersos en una espiral endemoniada de precios y plazos de entrega desorbitados.

Junto con estos factores externos al transporte, en el seno del propio sector se vienen aplicando desde hace meses una serie de normativas de extraordinario calado que no pueden ni deben dejar de valorarse en positivo y que deben ayudar (y están ayudando) a que el transporte de mercancías por carretera entienda, de una vez por todas y sin ningún tipo de nostalgia de tiempos pasados, que la rentabilidad debe situarse siempre por delante del incremento de actividad.

Sanciones de oficio por morosidad, prohibición de carga y descarga para los conductores, cláusulas de revisión del precio del carburante, Ley de cadena del transporte, nueva regulación de los tiempos de espera, paquete europeo de movilidad… todo ello está ya negro sobre blanco. Quedarán flecos por definir y habrá que estar siempre vigilantes ante cualquier tentación de eludir la legislación, pero la nueva realidad normativa es la que es y los avances logrados por el sector deben ser justamente puestos en valor y, al mismo tiempo, complican, cuando no bloquean, la secular tentación de buscar fuera la responsabilidad de los errores propios.

Es el tiempo, por lo tanto, de que los empresarios de transporte de mercancías afronten un tiempo nuevo marcado por la apuesta hacia un futuro lleno de oportunidades, muchas de las cuales vendrán facilitadas por una nueva forma de hacer las cosas. Y es que no hay vuelta atrás para muchas de las dinámicas que deben llevar a este sector a entrar de lleno en la modernidad. No son pocos los empresarios que tienen claro que es el momento de agarrar el volante y encarar el futuro con todas sus consecuencias. La cobertura legal, tras muchos años de espera, ya no es excusa en la relación con los cargadores.

Todo ello no significa que no estén ya encima de la mesa retos de enorme calado, empezando por la falta de conductores y siguiendo por la transición que se va a imponer hacia nuevas tecnologías de propulsión. La profesión de conductor profesional debe volver a ser atractiva, y cabe exigir un ambicioso pacto entre todos los actores implicados (sin olvidar ni a cargadores ni a Administración) para mejorar a todos los niveles, y de manera urgente, la situación de este colectivo profesional.

La transición tecnológica no es una amenaza. Pero sí hay que demandar que las decisiones del regulador sean más consensuadas que impuestas y que no respondan a fundamentalismos alejados del sentido común y nacidos al calor de corrientes sociales más o menos dirigidas.