El 90% de los operadores de transporte de todo el mundo seguirá comprando camiones propulsados por gasóleo en el futuro, según refleja la primera encuesta de IRU (Organización Internacional del Transporte por Carretera) sobre el estado actual de descarbonización y los planes de inversión de las flotas. La mayoría de estas empresas asegura estar comprometida con la descarbonización del transporte, y afirma haber adoptado medidas de eficiencia y planificado inversiones en combustibles alternativos. En Europa, un 82% de las empresas afirma este compromiso.
Sin embargo, los flotistas también citan varias barreras que les impiden progresas más en sus planes de descarbonización: los altos costos de los vehículos y la energía, la infraestructura limitada y la compleja regulación. Pero la encuesta también refleja que los transportistas no confían en poder repercutir la subida de costes que supondría operar camiones cero emisiones a sus clientes. El 58% de los flotistas europeos reporta una falta de disposición de sus cargadores a asumir este incremento.
Frente a una Comisión Europea muy centrada en la electromovilidad como la principal forma de descarbonizar el transporte, los planes de inversión de los operadores pasan mayoritariamente por los llamados combustibles renovables –aquellos que se producen a partir de CO2 capturado o de recursos naturales– como la principal alternativa al diésel. Los vehículos eléctricos ocupan el segundo lugar en cuanto a prioridad de inversión.
Si no se eliminan las barreras de costes y de infraestructura, los vehículos de combustibles alternativos serán casi imposibles de comprar y operar para muchas empresas", Umberto de Pretto, secretario general de IRU
El camino de las descarbonización también se ve obstaculizado por la falta de condiciones propicias. Un 30% de los transportistas europeos cita la falta de apoyo político a la descarbonización y el 60% habla de la falta de infraestructura de recarga. En palabras del secretario general de IRU, Umberto de Pretto, "si no se eliminan las barreras de costes y de infraestructura, los vehículos de combustibles alternativos serán casi imposibles de comprar y operar para muchas empresas, especialmente el 85% de los operadores a nivel mundial que son pymes".
La encuesta se ha llevado a cabo en Australia, Asia Central, Europa, México y Turquía. Y el 86 % de los encuestados eran pymes. "Este informe demuestra algo que venimos diciendo desde hace mucho tiempo: sin las condiciones propicias adecuadas, millones de operadores de transporte por carretera en todo el mundo no podrán comprar ni utilizar vehículos propulsados por combustibles alternativos", concluye Umberto de Pretto.